A U T O R E T R A T O

LOS ESTADOS DE ÁNIMO EN EL TRASTORNO BIPOLAR

Padezco desde hace 20 años un trastorno bipolar.

Yo prefiero llamar a esta enfermedad mental grave, como se la denominaba cuando comencé a padecerla, el trastorno maniaco- depresivo.
No es significante la denominación, pero sí es importante utilizar bien el término. No es lo mismo SER que PADECER. Yo no soy bipolar, ni soy una maníaca-depresiva; padezco ese trastorno, pero no soy ese trastorno.
Pasa igual que con cualquier otra enfermedad, de cualquier etiología, la puedes tener o padecer, pero no eres ella.

Cada uno somos quien somos. Nuestras circunstancias y nuestras elecciones nos definen también. Pero nadie elije ser una enfermedad, la que sea, tanto física como mental. La línea divisoria es tan borrosa…

El trastorno bipolar afecta tanto al estado de ánimo como a la conducta. Los que padecemos este trastorno afectivo, pasamos por estados emocionales extremos, que van desde la energía excesiva y la euforia hasta la depresión más profunda y los pensamientos suicidas. Nuestros estados de ánimo cambian bruscamente de un extremo al otro.

Es uno de los principales trastornos mentales que, se dice, inspiran la creatividad. La psicóloga estadounidense Kay Redfield escribió en uno de sus ensayos que el 89% de escritores y artistas creativos, habían experimentado incrementos pronunciados en el entusiasmo, la energía, la autoconfianza, la velocidad de asociación mental, la fluidez del pensamiento y el estado de ánimo alto. Todo ello claras características de la fase MANÍACA o eufórica de la enfermedad maniaco-depresiva.

La fase más dolorosa para los que padecemos la enfermedad es, sin lugar a dudas la fase DEPRESIVA. Simplemente no deseas vivir.
Pero, como en casi todas las cosas de la vida, a los tiempos malos, le suelen seguir los regulares, y a éstos, de nuevo los buenos. Cuando se sale de ese último estado de depresión profunda, en el que se necesita tratamiento médico y psiquiátrico y que suele ser bastante lento, en mi caso algunas de las veces ha llegado a durar la fase deprimida hasta 10 meses, cuando consigues superarla, entras en otra fase que se denomina EUTÍMICA que no es más que la normalidad de la conducta y del ánimo.
Esta fase de normalidad suele tener una duración variable, dependiendo de la persona, del tipo de trastorno que padezcas y otros variados factores. En mi caso particular, que estoy diagnosticada de trastorno bipolar tipo 1, mis periodos de eutimia entre los 4 episodios que me han sobrevenido han sido los dos primeros de 4 años cada uno, al tercer episodio le siguieron 8 años de normalidad y el último episodio maníaco me sobrevino en agosto del 2015. En todos he necesitado ingreso hospitalario. Desde marzo-abril del 2016 me encuentro en ese periodo de fase eutímica postdepresión y que sueño que continúe por mucho tiempo, en el que ustedes me han conocido.
Y yo a ustedes.

Todos tenemos altibajos en nuestro estado de ánimo casi a diario. Podemos tenerlos incluso durante una semana completa, pero eso no es una enfermedad. Nos pasa a todos. Nuestro carácter y personalidad nada tienen que ver tampoco con la tendencia a desarrollar la enfermedad.

Como les dije, me han conocido en la fase de equilibrio, y así me gustaría continuar por mucho tiempo, por siempre.

Sé que el próximo estadío en llegar será la fase MANÍACA, ésta es bastante efímera, pero contundente.

No se preocupen, en casa, mi familia la ve venir con antelación y me ponen sobreaviso. Y tomamos medidas. Y si es necesario me ingresan de nuevo en la UIB (Unidad de Internamiento Breve) durante 15 días. Y vuelvo a poner los pies sobre la tierra y aunque bastante deprimida, decidiré afrontar ese periodo de recuperación hasta que llegue el optimismo que me había abandonado y que es tan característico de mi personalidad.

He querido compartir esto con ustedes, primero porque me es más fácil hablar y fotografiar experiencias palpables de mi vida y segundo porque creo que haciéndolo visible, el reconocer y aceptar que se padece un trastorno mental, contribuye a disolver el miedo, tan arraigado en nuestra sociedad, y hace que se mitigue el estigma que padecemos los que padecemos una Enfermedad Mental.

Quiero dar las gracias a todos por ser mis compañeros. A Guanarteme por ser nuestro maestro.
Y a Mónica Armas por operar la cámara fotográfica.

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