Cuidar de alguien puede tener muchas recompensas.
Para la mayoría de los cuidadores, cuidar de un ser querido les hace sentir bien y puede fortalecer la relación entre ambos.
Pero las exigencias del cuidado también causan estrés emocional y físico. Es habitual sentirse enojado, frustrado, agotado, triste o solo.
El estrés de los cuidadores puede ponerlos en riesgo de presentar alteraciones en su propia salud.